Sueños cumplidos
Álex no podía estar más nervioso. Se había cambiado ya tres veces de camisa, ninguna le parecía gustar, en cambio los pantalones… sí, los pantalones sí que le quedaban bien. Se miraba al espejo una y otra vez, después de diez años la primera impresión era vital, se vería quién había mejorado, quién había empeorado …